miércoles, 8 de febrero de 2012

Enero - Febrero 2012

Mirada y pausa
y mi lengua recorriendo tu espalda
y mi calor bajo tus sabanas.
La luz se coló por la ventana en la primera mañana de enero
con el sudor y el sexo por olor en tu piel
y el resto de mi rimel bordeando mis ojos cansados.
Tras el sueño la sutil indiferencia de no querer estar
y de tu no querer que esté.
Cuando el sol esta hiriente y nuestros nombres perdieron su gracia,
un café instantáneo y los cordones desatados;
yo muriéndome por un cigarro
¡joder! y hoy es fiesta y no hay nada abierto








Y si hace falta me tiro en marcha
pero no me quedo mas por ti.
Por este sin sentido de buscarte en cada hueco,
por este masoquismo de tenerte presente,
por este absurdo que nunca es.
Y contra mi corriente doy un paso atrás,
quemo todos mis puentes,
pues no me quedo mas por ti.
Querido, me absuelvo de tu condena
de tu presencia autoimpuesta
de mi quiero y no me dejas
... y me voy.
Ya no araño las cicatrices de tus faltas
ni busco tu mirada entre los acordes
ni que arrases con mi pintalabios
en la ultima esquina del bar.
A batalla perdida
soy la superviviente de tu guerra.









Que tonta por mi parte no entender la competición,
no comprender que la meta estaba entre mis piernas
debajo de mi ombligo y pegadita a tus ganas,
que ciega por no ver cuan caduca era y tan efímera tus ansias.
Por no vestirme de puta me vestí de absurda
y por no querer jugar a que me jugases
me mordí la boca de rabia
mientras a ti te la devoraban.
Así que no vengas en vieja mañana a ronronearme,
a enseñarme, cordero, tus cartas marcadas;
ahora que sabes todas las salidas de emergencia de mis caderas
y yo todas las muescas de tu lengua
y del cabecero de tu cama.
Y aún te falta venir como ladrón ofendido
a decirme que nunca me has herido
y que encima te ria las gracias.
Yo, que quería relamerte como los gatos
ahora me das tanto asco como las ratas.








Sobre las lineas que dibuja mi colchón
donde antes descansaba tu espalda desnuda
comienza esta partitura desarraigada 
con clave de fa y tiempo tres por cuatro.
La curva de mi cadera que ya no acaricias 
termina en mi cintura vacía 
formando una guitarra que no suena 
pero capaz de componer esta canción
tan carente de compás como llena de ausencias.
Tras cuatro corcheas y un silencio busco la cejilla
que deje al lado de las ansias
y empiezo de nuevo encadenando un si bemol
con un beso que dejaste en la mesilla
ya algo ajado por el sol y el tiempo.
A mitad de tema me da por un solo de tristeza
demasiado largo y fuera de tiempo y esto casi parece un blues,
yo que siempre quise ser una estrella del rock.
Al borde de la lengua dejo escapar blanca negra 

y este verso que te echa de menos;
y cierro con un decrescendo, de mi espera y de mis ganas
-que la tercera empieza a desafinar con tu pereza-
cuerda al aire, la, do menor.








Las comidas mas insalubres
son las que te recomiendan seguir
las dietas mas equilibradas
“beba con moderación” en todas las botellas de alcohol
que guardas en un viejo aparador.
Y fumando hasta el filtro donde ya no se puede leer
“fumar perjudica su salud y la de los que están a su alrededor”.
A mi casi mejor me da la cajetilla que provoca impotencia
que impotente de hacer ya vengo acostumbrada.
Y no olvide abrochar su cinturón de seguridad
y respetar los limites de velocidad,
que la vida viene dada así, rápida y sin seguros.
Y yo no hago mas que mirarte preguntándome
quien seria el imbecil que te quito el cartel
de “peligro, no tocar, nocivo para la salud”








Llevo mal las criticas
“Esa foto esta oscura, ese diseño no vale.
Tu es que eres mas de caderas anchas”
Llevo mal no fumar en los bares
y no beber en las calles,
la soberbia policial y la chulería adolescente;
las risas de las hienas en las manadas de guiris.
Repetir tres veces cola normal y tomar una light.
Llevo mal el calor cuando no puedo dormir,
llevo mal el frió
                  en todos los casos.
Y yo con la lengua latiéndome de impaciencia
y la piel reclamándome por tu ausencia,
como si yo sola no me diera cuenta del hueco que no ocupas.
Llevo mal esta inquietud tan mal disimulada
y estos versos que te insulto con descortesía
y esta boca que no me arrancas a mordiscos
y estas ropas que no me gastas a caricias.
Llevo francamente mal dejar el tabaco,
lavar cada día los platos,
terminar este maldito poema.

Aunque la ironía,
                     esa la llevo de puta madre.







He decidido que no voy a escribir a nadie que no sea yo,
que os den por culo a todos.
He decidido que voy a quitarme las ropas y las ansias
y voy a andar descalza la calle
hasta que me amanezcan las ganas
y el hambre y el sueño y me crezcan los ojos de gato
y a afilarme los bigotes y las armas
en los sofás de las casas ajenas
buscando la cuadratura que me lleve de vuelta
a donde nunca he estado.
He decidido perderme e la mirada de los que extraño
para no recordar como se echar de menos,
para no sentirme vacía del beso de madre,
de caricia del que nunca me ha amado.
Voy a robarle las telarañas a la melancolía,
a perderme con el silencio que deja la canción que aun no he escuchado,
voy a quedarme con la palabra que aun no me han dicho,
con la irreverencia que siempre he querido gritar.
He decidido escribir un poema muy corto
como el suspiro de un niño dormido,
como el jadeo de un amante;
soy consciente de que no será este.

O uno muy largo que se llene de pelusas y alambres
y de pasos fallidos y no lleve ni un puto acento
y que me recuerde a alguna boca que aún no he besado
y me tenga despierta escuchando a Coppel
alguna madrugada de sábado
cuando el alba amenaza y ya no me queda tabaco.
He decidido escribirme un poema
aunque sea interminable porque no sepa como terminarlo.