martes, 3 de junio de 2014

Mayo - Agosto 2014

Si es que no se puede ir con la idiotez por estandarte
mas cuando se tiene la experiencia sobradamente demostrada,
de curriculum oiga, profesional que es una.
Yo que soy todas mis contradicciones,
por encima soy todos mis anhelos;
a boca mato, a boca muero.
Si es que no se puede ir a piel y sin coraza.
Y tú, aunque tampoco parecieras –otro más-
no dejas de ser otro gato.
Si es que no se puede ir con una ilusión sin cumplir,
siempre hay quien te la jode.








No un abogado, no, ni un contable
ni tendré una gran boda;
seguramente ninguna boda.
Ni la pequeña parejita, casa en las afueras,
perro grande y comida los domingos.
No seré yo quien te diga,
no seré yo quien te culpe de tus inadecuadas elecciones.
Si he de buscar culpables
voy a destapar todos los espejos.
Y es que tu boca fue tan dulce como tus palabras
y yo siempre fui de creerme
las mentiras piadosas de las madrugadas.
No seré yo quien te culpe de mis inadecuadas elecciones.
Tú, ni contable ni abogado.
Pero no esperaré para hacerte la cola
la próxima noche que estés tierno
con un par de cañas de más y un par de grupis de menos.
Aún quiero creer que eres un poquito listo
para que me tomes por tan tonta.








He paseado por el filo de más de una sábana
cual funambulista de mi propia suerte.
He cerrado todos bares y abierto todos los amaneceres.
Me han llamado puta y estrecha sin hacer distinciones.
He bailado hasta romperme tacones
y besado hasta quebrarme los labios.
Pero cual Wendy siempre regreso a casa.
Y siempre tú.
Y siempre vuelvo a ti.
Mas la mañana nos trae prisas y escusas
y los zapatos nos huyen y los teléfonos no suenan
y vuelvo vagabunda a perderme por todas los calles
sin atisbo de protesta o melancolía
vendiéndome las canas a quien más baja me las compre.
Aunque sé que las resacas sólo saben bien a tu boca
y una vez más regreso a casa y tu cama.
Y siempre tú.
Y siempre vuelvo a ti.
Y es que no perjura mi boca si argumenta
que siempre me queda un bar por cerrar
el último cigarro que nunca es el último
y algunas cañas que duran de más;
pero es volver a casa el principio más dulce
de todos los finales.








A veces te echo de menos,
mucho.
De forma intensa, directa
y hasta la piel late.
A veces te echo de menos,
de manera obvia,
como un disparo,
un bofetón a cara lavada,
Pear Harbor en minuto y medio.
Y así de absurdo
como los adornos de navidad
que quedaron hasta abril,
El maniquí desnudo,
el escaparate sin mercancía;
a veces –ya me jode-
te echo de menos.
De forma cruel,
como la condena no entendida,
el niño que arranca alas a las moscas,
las verdades omitidas.
No dejas de ser un mal golpe,
la más triste de mis guerras,
el disparo más certero,
mi hijo más cruel;
y yo la melancolía de lo absurdo.







Me llevé atado en los botones de la camisa
estas putas ganas de devorarte a besos.
Tú con todas las papeletas de joderme la vida a polvos
y sumar uno más a mi lista de fracasos.







No hago mas que listarte y listarte
en tus prosas y mis contrastes
y siempre me quedo a ras de sumarte
en la comisura de tu boca
en el vértice de mi colchón