miércoles, 5 de diciembre de 2012

Julio 2012 - Abril 2013 (A quien fuiste)


Soy mas feliz cuando no se de ti.
Puedo imaginarte de cualquier forma.
Capitán de navíos, banquero o pirata,
adiestrador de perros chihuahuas,
cosiéndome besos de hilitos de plata;
incluso hasta echándome de menos
tu, que tan bien me echas de mas






Te tengo cien poemas inacabados,
uno por cada frase interrumpida por un beso.
Cien poemas
-interruptus que dirían-
punto y coma, rima y metáfora
y el verso se olvida
al verbo de tus ojos,
a la comisura de tu boca.






En el más arduo de los veranos
yo solo quiero enterrarme bajo las mantas contigo,
a sentirnos y gastarnos las pieles,
a reinventarnos los meses.
A comernos deprisa, a quemarnos despacio;
que tú eres el insomnio bien entendido
y ya solo se dormir si es a tu abrigo.
Ven a ponerle a la cara b de mis muslos
el beso de tu boca y tu nombre
que tú defines la caricia en mi mano,
que tú compones mi pauta y mi paso.
En el más arduo de los veranos
yo solo quiero enterrarme bajo las mantas contigo,
yo solo quiero prenderme contigo, ahogarme contigo
asfixiarme, sofocarme, quemarme contigo.

No tengo prisa

deja que llegue el invierno.








Los días no se acostumbraron
a echarte de menos; los minutos.
Las ausencias no se hicieron a las ausencias
y este colchón cruje demente
al saberse sin tu presencia en el.
Yo ni por superar todos tus huecos,
me di a mis templados excesos
tú en el pacto de mi calma
me enmudeces con la insuficiente palabra.
Y no me basta.
Porque haces infinitos los finitos de mi cama
y haces del día la noche y el jadeo mi garganta.
Porque tu piel ya no es tu piel
sino la mía cuando es tu nombre.
Y este querer
reinventarte los labios de cada vez
y cada vez necesitarte se hace a mas,
cada vez.
No me basta.
Cuando el tacto se vuelve impertinente por ti,
impaciente a ti, tu recuerdo a quemarropa
al poro y a la espora; tu beso y mi verso;
y no me basta.
La llamada y el mañana, no me basta.
Tenerte lejos, me cansa.
La soberbia de la prenda
que no cae al suelo en tu demora.
Hoy que no me quedas y todo me falta.






Te voy a querer mucho.
Te voy a querer de menos a mas,
de impares a pares,
te voy a querer sin mas;
por el gusto de quererte
para saborearte desde la punta de la lengua
hasta el filo del paladar.
Te voy a querer sin atar las palabras
a esa letra pequeña que estipulan
los cobardes y los absurdos;
sin calendarios ni relojes
ni la metralla del desanimo o el miedo
que asoma a algunos ojos
de los amantes no conversos.
Te voy a querer mucho.
Con los labios quebrados de tus labios,
con mi cuerpo desnudo por tus dedos.

Te voy a querer tanto...








Porque lo sencillo es
perderme en tu piel
perderte en mi piel.
Haciendo de mis muslos tu tierra
y de mi sexo tu casa.
Llanura volviste al deseo
mis costillas de tus yemas,
de mi pecho tus manos llenas
y al fuego de tu boca el hambre de mi boca.
Porque lo sencillo es
quedarme sin aire al abrigo de tu aliento
y perder la cordura, Amor,
perder el alma en tu jadeo.
Que no hay mas vida
que la que se bebe de tu sudor y tu miel
ni mas entender que el hacer y deshacer
de estos cuerpos y nuestro saber.
Que sólo tu saliva es la herida
que en mi vientre no cicatriza.
Porque lo sencillo es
perderme en tu piel
perderte en mi piel.








Tu remo, yo sal; somos tormenta.
Este huracán del que siempre somos parte y verdugos.
Esta neblina de entender y no entender
y sabernos no nos hace sabios.
Cuando yo soy la peor parte de mi
y tú eres tu versión mas cruel.
Este torbellino abocado a hacernos daño
donde la ternura tiene una crueldad
que solo el valiente entiende y el cobarde aprovecha.
Tu y yo marionetas,
victimas y culpables de nuestros despropósitos,
soldados heridos de esta absurda guerra,
mártires infieles de nuestra comedia.
Y por encima de todo, Amor, entender,
que es en tus brazos donde el invierno
pierde su frío








Siempre me quieres todavía.
Yo me enfado con los calendarios y los relojes.
Demasiadas corbatas, papeles y citas.
Y siempre me quieres
                                   Todavía.
Cojo aire, empiezo el día:
Tus clientes, mi madre, el fútbol.
Una entrevista de la que nunca vuelven a llamar.
Un imbecil gritando a pleno pulmón.
Un viejo me mira y no se deja de tocar.
-¡querido metro de Madrid!-
Y siempre me quieres
                                   Todavía.
La nevera vacía, el baño por limpiar,
Este puto tobillo no me deja de doler.
                                   Todavía.
Pedir recetas, arruinarme en la farmacia.
Quemar la comida, pasarme de sal.
                                   Todavía.    
                                   Todavía.
Entender que todavía es cada día
y tú me quieres siempre.








Infinito tú,
como los últimos acordes que parecen gotear
de un viejo viaducto que disfrutaba viéndonos dormir y follar.

miércoles, 4 de julio de 2012

Junio - Julio 2012


Venga,
ven a reinventarme los parámetros de tus labios,
a equilibrarme los sentidos de tus formas.
Venga, bésame.
Venga,
ven a jugarme los botones de mi falda
que los que nos sobren nos los apostamos a las damas.
Venga, bésame.
Que tu me miras
y yo me arremango hasta los versos
por querer besarte.
Que a tu ausencia
haces infinito los vértices de mi cama
colmada de mis anhelos.
Que tengo un reguerito de besos
que colgarte de la boca,
que me sobran ganas y me faltan palabras
e hice mi aduana del contorno de tu piel.
Venga, bésame.
Que tengo excesos de centímetros y prendas
y aún te queda por aprender del laberinto de mis piernas;
yo ganada la partida constante por la impaciencia. 
Ven, quédate cerca, ven,
que te voy a guardar con celo para que no te me pierdas,
que te voy a hacer el amor hasta que me hagas la guerra.






Tu siempre seras tu
y yo siempre, así de idiota, yo.
Tu opositando a mi cama y a todas,
haciendo tablas, marcando taras, 
llenando mi pereza de llagas 
y yo siempre así de idiota;
reetiquetando de soberbia
la desnudez en tu mirada,
del graffiti en tu lengua
la palabra equivocada.
Yo quemando puentes,
tu queroseno, yo llama.
La ciudad arde y no entiendes
que no es cualidad que abarca mi celo
a ronronearte como las gatas
y hacerte cola para que me firme las bragas
Quizá uno de estos días le vengo a dar uso
a este orgullo tonto que tan poco gasto;
que ya ni me importa, Amor,
por bien conocer con quien me jugaba las cartas
Tu siempre seras tu
y yo siempre, asi de idiota, yo.
Y es que siempre me vengo a dar cuenta, tarde,
que tienes mas hermosa
la sonrisa que el alma





¿Quien diría que sería yo
quien te haría la guerra?
Aunque tampoco victoriosa, amor,
en esta contienda de gastarnos los labios
y olvidarnos los nombres.
Este masoquismo indocumentado
de tenerte lejos, de tenerte cerca;
esta trinchera abandonada de sus ejes,
la perpetua parsimonia de tu pereza y tus partidas
y a tus continuas ausencias
la transoceanía de tu cuerpo
¿Quien diría que sería yo
quien te haría la guerra?
Yo, eterna capitana de batallas perdidas,
Ulises sin tierra,
Penélope yerma.
Y hoy levantando fusiles,
iniciando contiendas;
al enemigo ni agua,
por el condenado no hay pena.
No victoriosa pero no vencida
¿Quien diría, amor, que sería yo
quien te haría la guerra?

lunes, 7 de mayo de 2012

Mayo - Junio 2012

La primera Ley de Newton enuncia: 
“Todo cuerpo permanece en reposo o se desplaza 
con movimiento rectilíneo uniforme, 
siempre que no actúe sobre él una fuerza 
exterior que cambie su estado”.
Idiota de ti que no alcanzas a ver
que ya me tienes fuera de órbita. 






Como te fuiste no pude decirte
que las primaveras llegaron tarde
y silenciosas en tu marcha
y las flores quedaron anónimas
porque no estabas para besarlas.
Como te fuiste no pude decirte
que se me gastaron un par de letras,
por echarte de menos,
se me perdieron un par de poemas
y el viento, insolente,
no dejo de repetir tu nombre entre las hojas.
Por irte quedaron impares
las estaciones –tu eras otoño-
y las albóndigas en casa,
inertes las paradas de metro,
absurda tu guitarra y tu cama.
Como te fuiste no pude decirte
que este frió esta siendo eterno,
que hoy me sentí triste sin causa,
que me quedas demasiado lejos.
Te mando besos insomnes, transoceánicos,
que sepan nadar
que te traigan de regreso a casa.








Dejo caer mis manos
bajo mi vientre, entre mis piernas,
húmedas a tu recuerdo.
Dejo caer mis manos
lentas, calientes.
El sudor empapa
mi camisa y mi cuello
y el gemido único
se regodea entre mis paredes.
Que pena, cariño, que estés tan bien
cuando nunca estas presente.








A mi ya no me vienes a ver la cara de idiota
a que te siga chupando las botas
y a venirte a colar en mi cama.
A mi ya no me vienes a ver la cara de idiota,
yo que te quise como las locas
ahora me envenena la vergüenza y la rabia.
Que todas tus tristezas me las conozco
hasta hacérmelas sábanas
y tus ausencias son desproporcionadas 
a tus amables palabras.
A mi ya no me vienes a ver la cara de idiota,
yo que por amarte deje de estar rota,
que por besarte a destiempo quebré mi boca
y es que a tus virtudes solo superan tus faltas.
Me olvido de tu ego maldito,
de tus tiempos imprecisos,
de tus ganas a desgana;
y siempre así
me sigues tratando a patadas.
A mi ya no me vienes a ver la cara de idiota.
Yo que dejé ya de ser una niña tonta,
tu, que gastas mas soberbia que canas.








La noche burlona y absurda
nos mezcló a ambos;
burlona tu estampa,
absurda mis excusas.
Tu con toda la pereza por perder,
yo con toda la intención de ganar;
decidimos jugarnos por lo alto la boca
sacándole a estas horas una canción de mas
y el dobladillo a la luna y a las sábanas.
Nos quebramos los besos hasta los huesos
devorándonos como condenados a muerte.
Gastándonos los labios de sus nombres
a mordiscos de sus prudencias y sus promesas;
perdiendo yo las yemas en la curva de tu nuca,
ganando tu el cielo entre mis piernas.
Voy a coserme tu sudor hasta en el paladar
que avecino que la mañana me encontrará desnuda
a falta de tu cuerpo en mi cama,
a falta de tu pelo en mi almohada
y tu boca en mi piel.


Decidimos jugarnos por lo alto la boca
sacándole a estas horas una canción de mas
y el dobladillo a la luna y a las sabanas.
Que hoy tu recuerdo solo es un aguijón de tu ausencia,
la falta de tu cuerpo en mi cama,
y tu pelo en mi almohada.


                                                   (Poema sobre la canción "Bonus Track" de David Durán)






Defiendo la mala memoria,
la mala memoria y sus victimas desmemoriadas.
Las agendas de teléfono,
las notas a pie de pagina,
las equis al dorso de la mano
¿que decías que era esto?
Defiendo la mala memoria
y la duda por estandarte.
Los escenarios con atriles,
las guías y las marcas,
cuadernos en el bolso
con versos en cualquier parte
¿como era esto que escribí?
Defiendo la mala memoria.
Perder las llaves y llamarse al móvil.
Llamar al gato como a mi padre,
a mi padre como a mi hermano,
a mi hermano como a mi hamster.
¿y... y yo como me llamaba?
Defiendo la mala memoria.
¡La defiendo, la defiendo y la defiendo!
Sino de que iba a dormir
sabiéndote tan lejos de mi cama







Ven que nos contemos cuentos y verdades
tu apuras la cerveza, yo enciendo otro cigarro
que de a traguitos te llevo a mi cama
con ganas y sin excusas.
Quedas partiendo la noche
y todo lo llevas tu y todo parte de ti.
Nazco de tus ojos,
te desnudo en estos versos,
cae junto a mis comas tus desvelos
sin prisas, sin remiendos
con naturalidad.
Gastemos tus palabras,
desnudemos mis pausas.
Ven a convertir en promesas tus pasos,
en besos tus versos.
Esperando a ver caer el mundo
follamos sin mas futuro
que la ropa que cae al borde de la cama.
Ven a desvestirnos los cuerpos de sus telas
a nacer tus labios de mis labios,
tus manos de mis muslos;
sin prisas, sin premisas, sin absurdos
con naturalidad.

(Poema sobre la canción "Con naturalidad" de Andrés Sudón)







Di que si, que hoy hay fútbol
y todos somos mas altos, mas guapos y mas listos;
y mientras veintidós imbéciles golpean un balón
yo renazco y nunca fui tan español.
Di que si, que hoy hay fútbol
y entre caña y caña yo me olvido de la prima de riesgo
y a lo sumo recuerdo el riesgo que tiene tu prima.
Cinco millones de parados se vuelven seleccionadores
y absurdos dejamos de quejarnos por la ausencia del pan
porque nos dieron dos tazas de circo.
Un sueldo que no llega, una pensión que no sube,
la luz y el transporte desmedidos pero oye, hay fútbol.
Y si no hay champion, hay liga o mundial
o eurocopa o yo que se que carajo.
Asi que me pongo mi camiseta y mi bufanda
y ya no me importa que me engañen, que me extorsionen,
el bipartidismo, la ley de los mercados,
un rescate que pagaran hasta mis nietos,
los sueldos de los políticos desproporcionados,
veinte por ciento de iva en unos salarios de mierda,
las abusivas privatizaciones, las ayudas a las iglesias;
que a mi me da igual, que hoy hay fútbol.
Yo con mi mp3 y alguien me grita en la calle
"yo soy español español, español"
"cariño, tu eres gilipollas, gilipollas, gilipollas"






Diez pisos.
Diez pisos
y tus dedos enredándose
en mi ropa interior,
a un paso tu hambre
en mi cadera.
Diez pisos
a ras de jugarme
los sentidos en tus sabanas
me gano tus rizos
en el edredón.
Mi vestido levantado,
tu boca húmeda,
un viaje en ascensor.

lunes, 12 de marzo de 2012

Marzo - Abril 2012


Yo quedándome con las ganitas de decirte
que es que me gustas mas que comer con los dedos.
Tu perdido en un mundo de bits, de bytes,
de modem, de router, ¡su puta madre!
                                          y tan lejos de mi cama.







Otra vez quedas al otro lado del colchón
-El sexo lo complica todo
-¿Entonces que haces en mi cama?
Y decido que prefiero olvidarme de lo dicho
cuando tu mejilla se apoya en mi muslo
y tu barba acaricia mi piel;
y jadeo tu nombre solo a medias con esta mala memoria
que se alimenta del sudor de tu cuerpo.
Parece que otra vez se nos perdió la prudencia
y volvimos a desdibujar el limite en maltrechas madrugadas
cuando despisto mi sentido común y mi lógica
y me pinto tu olor hasta en las ojeras
y tu pecho es guerra y es calma.
Se nos ha ido la noche de las manos
y la coherencia de las bocas, cuando nos buscamos ansiosos,
cuando la premura nos desviste sin consecuencias
y el mañana no tiene relojes ni calendarios ni besos raros.
Pero de sobra conozco el día que cae a tus pies,
cuando el alba despunta a tu costado
y nuestras ropas tiradas son esquelas de lo que no es nada.
Yo me quedo con la melancolía de que nunca llegas a quererme,
tu con la impaciencia de los reproches no estipulados.
Tu cuerpo, hermoso, sigue desnudo junto a mi cuerpo,
me quedo con eso;
es lo poco que sabemos darnos.






Porque a canalla no te dejo ganarme
Y si me retas te subo la apuesta
Hasta donde quieras subir mi falda,
Hasta donde quieras subir tus manos;
Porque a canalla no te dejo que me ganes.







Soy reincidente y a veces hasta repelente
y es que eso no quita que cada noche no tenga en falta
boca y alma en mi cama.
Pero es que no me sale contarte campos de castilla,
aceituneros altivos, guerras que no he vivido,
marinerito en tierra yo.
No me sale contarte mi madre llorando en mi infancia,
mi padre yéndose de casa,
aquellos años de hospitales y diacepan.
De despertar dolorida en el suelo,
de costilla rota y mandíbula fisurada.
No me sale contarte que ya no se llorar
por mas que lo he intentado;
que me aburren los psicólogos
porque los muy cabrones se empeñan
en nunca decirme como ser feliz.
Soy reincidente y a veces hasta repelente;
por días empalagosa, moñas... ¿qué pesada, no?
Así que te voy a contar las ausencias de mi cama
y los centímetros de piel que aun no me besaron
por si te animas y aparcamos las tristezas
que yo te hago un hueco entre mis cicatrices
y tu me reinventas el día entre mis sábanas.








Y es que te quiero hacer correr por las rayas
del pantalón de mi pijama,
navegante insomne de mis sábanas,
conquistador del revés de mis rodillas
y amante entre mis piernas.
Capitán te voy a ordenar
del barquito de mi piel.
Porque un segundo de perderme en tus ojos
es una primavera sin paradas de metro.
Porque quiero llevar tu nombre escrito en la ropa
por si me pierdo, por si te pierdes
y tu pecho se vuelve llanura y tú horizonte;
y es que te voy a enseñar como anochece en tu cama mi piel
y partir de viaje contigo y tu boca,
pagar dos y gastarnos los tres.
Cuanta información de esta travesía;
si yo solo quiero quedar donde nos den tus pausas y mis miedos
sin guardar ticket de vuelta,
sin tener opción a echarte
                                               de menos.








Menos mal que no me quedé esperando
a que se te gastaran los miedos,
a que te crecieran las ganas y las agallas,
a que en tu madurez aun te hicieras hombre;
menos  mal que no esperé.
Porque mi teléfono calló y mi mail siguió vacío
y tu, absurdo, como solo tu lo eres,
con esas ganitas de verme que solo tu te guardas
y con esa cobardía a la que tan acostumbrada me tienes
sigues calladito en tu cama; vacía, inerte.
Tanto orgullo que calla tan poquita boca,
tanto ego que todo lo satura y abarca.
Así que si la cosa es de mentirnos
supongo que yo también  me miento,
y te ignoro y te insulto
y me engaño diciéndome que ya no me acuerdo de ti,
y me pierdo en cada boca que me promete un naufragio.
Menos mal que tampoco tu me buscaste
- quizá también sea yo una cobarde-
no me habrías encontrado.







Yo que venía ya advertida
por todos mis fracasos de antemano
y con el agravante de tu sonrisa.
Que siempre vengo con las medidas desmedidas
y al encontrarte gasté cualquier freno de mano,
cualquier residuo de lógica o coherencia
ignorando todo acto de cautela.
Cuanta estupidez se puede almacenar en metro setenta,
metro ochenta con estos zapatos.
Con cual celo te guardaba el nombre,
absurda de mi que no conozco ni tus labios.
Y es que aún creo que no invente, si no vi;
o puede que creí o imaginé
pero si estuviste a mis ojos y fuiste a mi,
y tus patitas de lobo pintadas de blanco
se colaron entre mis ganas y tu “no me mojo”.
Yo cansada de tanta tontería
me despeluso de esta hipocresía
y es que simplemente “no te gustaba tanto”.
Aún amenazas con que me llamaras algún día.
Si no te importa, cariño, te espero sentada;
discúlpame, es que con los tacones me canso.







Esta prudencia del tiempo que nos pilló a contramano,
nos gastó las palabras sin preaviso
y el alfabeto murió al desuso en nuestros labios.
Una guerra en la que nos creíamos heroes
nos hizo martires, nos hizo víctimas
en bandos contrarios; mi corazón ajado.
Yo, que prometí gastarte el nombre de hacertelo santo,
tu, que jurabas morir bajo mi bandera y sobre mi cama
aquel tiempo insensato en que aún nos amabamos.
Esta guerra de sernos nos hizo víctimas
de nuestros despropósitos y absurdos actos,
nos hizo culpables de nuestros desaciertos;
nos hizo sádicos.
Nosotros, expertos en gastarnos la ropa
hoy nos quebramos la boca
de tanto que no nos contamos;
un hacer egoista, con demasiadas ganas
de ser tu yo, de ser yo tu y nunca nos
Esta guerra de sernos nos hizo tiranos
y a tu contienda, amor, soy el caído,
soy el difunto que nadie quedó velando.
Yermo mi pecho, mi corazón ajado.


(Escrito a razón de la canción de Malavé "Uno de nosotros")

miércoles, 8 de febrero de 2012

Enero - Febrero 2012

Mirada y pausa
y mi lengua recorriendo tu espalda
y mi calor bajo tus sabanas.
La luz se coló por la ventana en la primera mañana de enero
con el sudor y el sexo por olor en tu piel
y el resto de mi rimel bordeando mis ojos cansados.
Tras el sueño la sutil indiferencia de no querer estar
y de tu no querer que esté.
Cuando el sol esta hiriente y nuestros nombres perdieron su gracia,
un café instantáneo y los cordones desatados;
yo muriéndome por un cigarro
¡joder! y hoy es fiesta y no hay nada abierto








Y si hace falta me tiro en marcha
pero no me quedo mas por ti.
Por este sin sentido de buscarte en cada hueco,
por este masoquismo de tenerte presente,
por este absurdo que nunca es.
Y contra mi corriente doy un paso atrás,
quemo todos mis puentes,
pues no me quedo mas por ti.
Querido, me absuelvo de tu condena
de tu presencia autoimpuesta
de mi quiero y no me dejas
... y me voy.
Ya no araño las cicatrices de tus faltas
ni busco tu mirada entre los acordes
ni que arrases con mi pintalabios
en la ultima esquina del bar.
A batalla perdida
soy la superviviente de tu guerra.









Que tonta por mi parte no entender la competición,
no comprender que la meta estaba entre mis piernas
debajo de mi ombligo y pegadita a tus ganas,
que ciega por no ver cuan caduca era y tan efímera tus ansias.
Por no vestirme de puta me vestí de absurda
y por no querer jugar a que me jugases
me mordí la boca de rabia
mientras a ti te la devoraban.
Así que no vengas en vieja mañana a ronronearme,
a enseñarme, cordero, tus cartas marcadas;
ahora que sabes todas las salidas de emergencia de mis caderas
y yo todas las muescas de tu lengua
y del cabecero de tu cama.
Y aún te falta venir como ladrón ofendido
a decirme que nunca me has herido
y que encima te ria las gracias.
Yo, que quería relamerte como los gatos
ahora me das tanto asco como las ratas.








Sobre las lineas que dibuja mi colchón
donde antes descansaba tu espalda desnuda
comienza esta partitura desarraigada 
con clave de fa y tiempo tres por cuatro.
La curva de mi cadera que ya no acaricias 
termina en mi cintura vacía 
formando una guitarra que no suena 
pero capaz de componer esta canción
tan carente de compás como llena de ausencias.
Tras cuatro corcheas y un silencio busco la cejilla
que deje al lado de las ansias
y empiezo de nuevo encadenando un si bemol
con un beso que dejaste en la mesilla
ya algo ajado por el sol y el tiempo.
A mitad de tema me da por un solo de tristeza
demasiado largo y fuera de tiempo y esto casi parece un blues,
yo que siempre quise ser una estrella del rock.
Al borde de la lengua dejo escapar blanca negra 

y este verso que te echa de menos;
y cierro con un decrescendo, de mi espera y de mis ganas
-que la tercera empieza a desafinar con tu pereza-
cuerda al aire, la, do menor.








Las comidas mas insalubres
son las que te recomiendan seguir
las dietas mas equilibradas
“beba con moderación” en todas las botellas de alcohol
que guardas en un viejo aparador.
Y fumando hasta el filtro donde ya no se puede leer
“fumar perjudica su salud y la de los que están a su alrededor”.
A mi casi mejor me da la cajetilla que provoca impotencia
que impotente de hacer ya vengo acostumbrada.
Y no olvide abrochar su cinturón de seguridad
y respetar los limites de velocidad,
que la vida viene dada así, rápida y sin seguros.
Y yo no hago mas que mirarte preguntándome
quien seria el imbecil que te quito el cartel
de “peligro, no tocar, nocivo para la salud”








Llevo mal las criticas
“Esa foto esta oscura, ese diseño no vale.
Tu es que eres mas de caderas anchas”
Llevo mal no fumar en los bares
y no beber en las calles,
la soberbia policial y la chulería adolescente;
las risas de las hienas en las manadas de guiris.
Repetir tres veces cola normal y tomar una light.
Llevo mal el calor cuando no puedo dormir,
llevo mal el frió
                  en todos los casos.
Y yo con la lengua latiéndome de impaciencia
y la piel reclamándome por tu ausencia,
como si yo sola no me diera cuenta del hueco que no ocupas.
Llevo mal esta inquietud tan mal disimulada
y estos versos que te insulto con descortesía
y esta boca que no me arrancas a mordiscos
y estas ropas que no me gastas a caricias.
Llevo francamente mal dejar el tabaco,
lavar cada día los platos,
terminar este maldito poema.

Aunque la ironía,
                     esa la llevo de puta madre.







He decidido que no voy a escribir a nadie que no sea yo,
que os den por culo a todos.
He decidido que voy a quitarme las ropas y las ansias
y voy a andar descalza la calle
hasta que me amanezcan las ganas
y el hambre y el sueño y me crezcan los ojos de gato
y a afilarme los bigotes y las armas
en los sofás de las casas ajenas
buscando la cuadratura que me lleve de vuelta
a donde nunca he estado.
He decidido perderme e la mirada de los que extraño
para no recordar como se echar de menos,
para no sentirme vacía del beso de madre,
de caricia del que nunca me ha amado.
Voy a robarle las telarañas a la melancolía,
a perderme con el silencio que deja la canción que aun no he escuchado,
voy a quedarme con la palabra que aun no me han dicho,
con la irreverencia que siempre he querido gritar.
He decidido escribir un poema muy corto
como el suspiro de un niño dormido,
como el jadeo de un amante;
soy consciente de que no será este.

O uno muy largo que se llene de pelusas y alambres
y de pasos fallidos y no lleve ni un puto acento
y que me recuerde a alguna boca que aún no he besado
y me tenga despierta escuchando a Coppel
alguna madrugada de sábado
cuando el alba amenaza y ya no me queda tabaco.
He decidido escribirme un poema
aunque sea interminable porque no sepa como terminarlo.