miércoles, 5 de diciembre de 2012

Julio 2012 - Abril 2013 (A quien fuiste)


Soy mas feliz cuando no se de ti.
Puedo imaginarte de cualquier forma.
Capitán de navíos, banquero o pirata,
adiestrador de perros chihuahuas,
cosiéndome besos de hilitos de plata;
incluso hasta echándome de menos
tu, que tan bien me echas de mas






Te tengo cien poemas inacabados,
uno por cada frase interrumpida por un beso.
Cien poemas
-interruptus que dirían-
punto y coma, rima y metáfora
y el verso se olvida
al verbo de tus ojos,
a la comisura de tu boca.






En el más arduo de los veranos
yo solo quiero enterrarme bajo las mantas contigo,
a sentirnos y gastarnos las pieles,
a reinventarnos los meses.
A comernos deprisa, a quemarnos despacio;
que tú eres el insomnio bien entendido
y ya solo se dormir si es a tu abrigo.
Ven a ponerle a la cara b de mis muslos
el beso de tu boca y tu nombre
que tú defines la caricia en mi mano,
que tú compones mi pauta y mi paso.
En el más arduo de los veranos
yo solo quiero enterrarme bajo las mantas contigo,
yo solo quiero prenderme contigo, ahogarme contigo
asfixiarme, sofocarme, quemarme contigo.

No tengo prisa

deja que llegue el invierno.








Los días no se acostumbraron
a echarte de menos; los minutos.
Las ausencias no se hicieron a las ausencias
y este colchón cruje demente
al saberse sin tu presencia en el.
Yo ni por superar todos tus huecos,
me di a mis templados excesos
tú en el pacto de mi calma
me enmudeces con la insuficiente palabra.
Y no me basta.
Porque haces infinitos los finitos de mi cama
y haces del día la noche y el jadeo mi garganta.
Porque tu piel ya no es tu piel
sino la mía cuando es tu nombre.
Y este querer
reinventarte los labios de cada vez
y cada vez necesitarte se hace a mas,
cada vez.
No me basta.
Cuando el tacto se vuelve impertinente por ti,
impaciente a ti, tu recuerdo a quemarropa
al poro y a la espora; tu beso y mi verso;
y no me basta.
La llamada y el mañana, no me basta.
Tenerte lejos, me cansa.
La soberbia de la prenda
que no cae al suelo en tu demora.
Hoy que no me quedas y todo me falta.






Te voy a querer mucho.
Te voy a querer de menos a mas,
de impares a pares,
te voy a querer sin mas;
por el gusto de quererte
para saborearte desde la punta de la lengua
hasta el filo del paladar.
Te voy a querer sin atar las palabras
a esa letra pequeña que estipulan
los cobardes y los absurdos;
sin calendarios ni relojes
ni la metralla del desanimo o el miedo
que asoma a algunos ojos
de los amantes no conversos.
Te voy a querer mucho.
Con los labios quebrados de tus labios,
con mi cuerpo desnudo por tus dedos.

Te voy a querer tanto...








Porque lo sencillo es
perderme en tu piel
perderte en mi piel.
Haciendo de mis muslos tu tierra
y de mi sexo tu casa.
Llanura volviste al deseo
mis costillas de tus yemas,
de mi pecho tus manos llenas
y al fuego de tu boca el hambre de mi boca.
Porque lo sencillo es
quedarme sin aire al abrigo de tu aliento
y perder la cordura, Amor,
perder el alma en tu jadeo.
Que no hay mas vida
que la que se bebe de tu sudor y tu miel
ni mas entender que el hacer y deshacer
de estos cuerpos y nuestro saber.
Que sólo tu saliva es la herida
que en mi vientre no cicatriza.
Porque lo sencillo es
perderme en tu piel
perderte en mi piel.








Tu remo, yo sal; somos tormenta.
Este huracán del que siempre somos parte y verdugos.
Esta neblina de entender y no entender
y sabernos no nos hace sabios.
Cuando yo soy la peor parte de mi
y tú eres tu versión mas cruel.
Este torbellino abocado a hacernos daño
donde la ternura tiene una crueldad
que solo el valiente entiende y el cobarde aprovecha.
Tu y yo marionetas,
victimas y culpables de nuestros despropósitos,
soldados heridos de esta absurda guerra,
mártires infieles de nuestra comedia.
Y por encima de todo, Amor, entender,
que es en tus brazos donde el invierno
pierde su frío








Siempre me quieres todavía.
Yo me enfado con los calendarios y los relojes.
Demasiadas corbatas, papeles y citas.
Y siempre me quieres
                                   Todavía.
Cojo aire, empiezo el día:
Tus clientes, mi madre, el fútbol.
Una entrevista de la que nunca vuelven a llamar.
Un imbecil gritando a pleno pulmón.
Un viejo me mira y no se deja de tocar.
-¡querido metro de Madrid!-
Y siempre me quieres
                                   Todavía.
La nevera vacía, el baño por limpiar,
Este puto tobillo no me deja de doler.
                                   Todavía.
Pedir recetas, arruinarme en la farmacia.
Quemar la comida, pasarme de sal.
                                   Todavía.    
                                   Todavía.
Entender que todavía es cada día
y tú me quieres siempre.








Infinito tú,
como los últimos acordes que parecen gotear
de un viejo viaducto que disfrutaba viéndonos dormir y follar.

1 comentario:

  1. Para estar 4 meses sin escribir, te has lucido Gadea. Es precioso. No sé cuántas veces lo he releído...

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