domingo, 24 de abril de 2011

2009 - Invierno/primavera 2010

Ya no queda nada por decir.
Todas nuestras palabras se las sabe el otro como suyas
y este estar descafeinado de sentir, teniéndote y sin ti
empieza a no ser suficiente.
Yo conozco tu necesidad de huida;
se cuando se me esta echando, tranquilo
hasta yo puedo ver cuando sobro
esa tarde que te dije que te quería...
Ahora el miedo me amordaza las palabras
y todas las puertas de los baños
se completan a pintalabios de amantes
pero yo callo mis dedos con temor y cautela
no vaya a despertar el dragón de los miedos.
Yo que solo quería quererte
tengo que atarme los labios para no besarte fuera de hora,
tengo que pedir audiencia por tu presencia
y cambiar ticket cada hora; zona verde.
Quizás va siendo el momento, amor, de entender
que amar no es suficiente









Tu ausencia es tan grande
que pasea por mi salón mientras escribo esto
enciende un cigarrillo
acaricia al gato, casi ronroneara, es tan obvia
tan inmensa, tan palpable.
Tu ausencia es tan constante
que a veces creo conocerla mas que a ti mismo.
Cada día le cuento mis ilusiones y mis tristezas,
se tumba junto a mi en mi cama
y no siento miedo de decirla “te quiero”.
Y luego estas tu, esa extraña sombra de tu ausencia
que nunca lee mis poemas, ni conoce mis libros.
A veces ocupa mi colchón y no puedo decirle “te quiero”.
Tu ausencia es tan extensa que tiene código postal propio
gasta nombre, apellido, profesión, y me hace amarla;
sin causa en principio aparente, sin razón, como sino.
Y es que echo tanto de menos tu persona, siempre lejana
que volví tu ausencia mi amante y mi amado,
mi gato el niño que nunca tendremos
y estos poemas solo clavos ardiéndoos
a los que aferrarme mientras aun se que te quiero










A nunca más decir. A nunca más hacer.
Las puertas que cierro hoy quedaran cerradas tras de mi
y aquello que se quedo sin decir dormido ha de quedar
para siempre en la tumba de nuestras lenguas.
Tu lengua, que un día fue portadora de vida,
que recorrió mi cuerpo humedeciéndolo
que pronuncio mi nombre haciéndolo sagrado.
¿Alguna frase de suplica guardara buscadora de mi vuelta?
¿algún consuelo tardío por la batalla perdida?
¿o quizá algún desprecio o desinterés de lo vivido?
Yo mientras naufragando en la tormenta
al filo del mundo, a un pensamiento del abismo
a una lagrima de morir echándote de menos
a una desesperación de morir en el intento
…y a un solo día de sobrevivirte











No tengo casa, no tengo patria.
Estoy perdida sin saber a dónde correr ni donde huir.
Tú eres mi hogar al que no puedo volver.
Ulises sin Penélope, ni Ítaca, ni Patria;
sin barco, sin ya guerras que batallar
sin siquiera hijo que añorar.
A mis dedos se le van olvidando los costados
de tu cuerpo cálido dormido a mi lado.
Ya solo tengo ausencia que miro con recelo
que no reconozco y casi creó un espejo
por sentirme que estoy desapareciendo.
Tú, que dabas forma a mi boca y a mis besos
y al faltarme hasta de mi misma me pierdo.
Sin ti, querida Penélope, nunca regreso a Ítaca,
nunca llegaron los barcos a zarpar de tus puertos,
ni telares tejían laboriosos por mi ausencia tus dedos.
No tengo casa, no tengo patria.
Querida Penélope, nunca quisiste ver
que solo tú eras mi regreso.












La noche ha caído.
Lleva días lloviendo y nada queda de lo que fuimos
Solo mis recuerdos
Poco a poco quisiera despojarme de ellos como caen estas gotas.
Nada queda de lo esperado, de lo vivido, de lo ilusionado.
Este dolor que tanto caló esta noche de lluvia se atenúa
Creo que fue porque por fin pude llorarte
como si te velara como a un difunto.
Querido, debo imaginarte con losa y bajo tierra
Para entender tu ausencia, para que este dolor se pase
Para que esta ira se borre con la lluvia
Para que pueda surgir de nuevo la sonrisa
Aunque sea a tientas.
La noche ha caído
Y yo acepto velarte como a un difunto
Pues solo dejaste, amor mío, al dejarme, la ausencia de los muertos.












Las estaciones parecen brumas,
Caen sobre mi piel.
Alguien pregunta al otro lado de la línea
“yo nunca hablo de mi”
¿pues que puedo contar de la soledad que acompaña
Al paso pausado, a la melancolía resignada?
¿Qué queda decir de los que te hirieron de vida hasta la muerte?
Algo quedara por decir e los que se fueron
Dejando marcas en la piel y escarcha en el paladar.
Fueron los que te inundaron con la tristeza,
Los que ya nunca volvieron
¿pero que decir?
Las estaciones parecieran brumas.
Del otoño herido al mas furioso de los inviernos;
Ya la primavera asoma sus ojos con resignada simpatía.










Para que te rompan el corazón
primero hay que tenerlo.
No es que sea muy dura, una chica dura.
No masco tabaco ni me pego en los bares.
No escucho heavy ni corro en moto a doscientos.
Solo han tenido que destrozártelo
hasta dejarte el pecho hueco.
Soy amable, cuando quiero.
Cínica, cuando no lo sostengo.
Protestona porque estoy cabreada y no lo entiendo.
Me acuesto contigo para no sentirme sola
Y salgo corriendo para que no hagas preguntas
que me duele más conocer que responder.
No soy muy dura, una chica dura, una mujer dura.
Es el sobreesfuerzo de ir recomponiendo
lo que fue roto, lo que fue muerto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario